La mañana se dibujaba tibia para las aves y como la lluvia no estaba presente en ese momento, decidí desaparecer.
Es algo que se decide así como se decide nacer, no se tiene la menor idea, ya que a veces es para mí el día tan oscuro para estar despierto y a veces tan claro para dormir.
Hasta que la penumbra nos despierte.
O hasta que marzo termine.
Adiós.