La verde bella y la bestia azul del invierno

Temo que no podido encontrate y ahora sobre mi caen las piedras y las voces aplacan el momento…
Las rosas que había dibujado para mi muerte, cada día son más y más borrosas en la realidad, ya no importa su invalorable belleza, aquí es donde la experiencia no es más que un puñado de alfileres en al espalda, vida de caricias y golpes en la garganta, todos en busca de la paz o del amor.


De agujeros se llenan en mi garganta, y toda mi vida no es más que una insaciable cantidad de carne que nadie terminará de comer


Y el vino que contenían mis ojos ha caído lentamente, marcando nuevas líneas en mi expresión, líneas que antes no existían.
Pena de ver la vida hecha para uno, pero sin que importen los símbolos, sin que importe el mismo sol.

Un día me dijeron que tenía que cuidar mis momentos de lucidez para poder caminar templado en la tierra.
Y nada de lo que antes había vivido ha podido abrir una puerta para pasar tranquilo y sin jamás resbalar en lo húmedo de la piel.
Jamás en la lejanía del horizonte.
No creo que más que uno logre pasar. mi alma por ese estrecho, podría rogar por no pasar, podría empujarme a pasar…

Y cuando digo que jamás caeré en la oscuridad otra vez, golpeas mi cabeza con tanta fuerza que no puedo moverme en ninguna dirección.

Debo detenerte.

Ya que no existes.
Oh, no...

Sólo en mis sueños existes.

Verdes tus manos,
Me han atado para siempre a tu garganta
Y no estás aquí
Y las alas que bien son tuyas
No han volado con mi cuerpo
Y caer no es más que un principio en tu garganta
No es luz que ciega, es lamento etéreo
Debo estar listo para sangrar lo que ya no tengo
Y dormir el sueño que ya no es mío.
Es tuyo
Es tuyo.

Ya no puedo sentir lo que veo.

en silencio.

espero.